domingo, 25 de enero de 2015
miércoles, 21 de enero de 2015
Mis Oídos No Son Basurero
Mis Oídos No Son
Basurero
Luis Antonio
García S.
E-Mail:luis_antonio51@hotmail.com
Para los que tenemos la costumbre de
asistir diariamente a algún café, es cosa común encontrar personas que
únicamente desean hablar pero no escuchar; simplemente toman por asalto tu mesa
y en un acto de magia mental, nos transforman en una gigantesca oreja, para
depositar en ella una sarta sinfín de quejas, problemas, malos chistes,
fantasías sexuales, críticas del gobierno, o chismes de personas conocidas. Algunos no tienen dinero ni para pagar su
café, otros pagan el café de los demás con tal de ser oídos, y hay quién se
siente incomprendido, y se queja de ser rechazado.
Quienes
hemos pasado por la desagradable experiencia de estos “encuentros”, evitamos
este tipo de personas y nos valemos de mil excusas para alejarlos de nuestra
mesa; sin embargo, este fenómeno del “parlanchín en busca de oídos” se repite
también fuera del ámbito de los cafés.
Nos
encontramos a ingenieros, licenciados, mecánicos, amas de casa, vendedores,
sastres y a otros más de diversos oficios y profesiones deseosos de encontrar a
alguien que les quiera oír para contar sus problemas y opiniones; es como si
existiera una gran necesidad social de comunicar que se siente, que se desea, que se piensa y sin embargo,
por más que ser hable, no se es escuchado; no hay comunicación ya que ésta, es
una vía de dos sentidos, donde las ideas fluyen constantemente en dos
direcciones.
Hace
algún tiempo, un viejo maestro Rosacruz me explicó el concepto de la ganancia
en la comunicación. Me pidió una moneda de a peso; al entregársela, él a su vez
me dio otra de igual valor, al hacerlo me dijo, mira, intercambiamos monedas,
tu te quedaste con una y yo con otra, no perdimos ni ganamos; pero tu me das
una idea y yo respondo con otra, al hacerlo, tú tendrás dos ideas, la tuya y la
mía, yo también tendré dos, ambos ganamos. Así son las relaciones humanas,
trata de que todos salgamos ganando al comunicarnos.
Si es
usted de las personas que hablan pero no son comprendidas, probablemente no ha
desarrollado el arte de escuchar, pruebe a seguir estos consejos y tal vez todo
cambiara para usted.
1.-
Escuche con los oídos, pero también con la mente. Analice lo que su
interlocutor le dice, sin no lo entiende, haga preguntas.
2.-
Mantenga el contacto visual, pero trate de visualizar lo que le dicen.
3.-
Escuche con todo el cuerpo; no haga movimientos que distraigan a quien le
platica.
4.- No
interrumpa para exponer sus ideas, deje que la otra persona termine su
exposición.
5.- Por
favor, recuerde que la conversación es una transacción donde todos deben salir
ganando, si usted siempre gana, no pasará mucho tiempo en que la soledad será
su compañera.
Mi
padre don Antonio García Ramos me regaló la siguiente Frase: “Mis oídos no son
basurero, no dejaré que nadie deposite basura en ellos”… en la próxima
conversación recuerde esa frase. Y pregúntese ¿Lo que digo o lo que me dicen,
es valioso, o es… basura?
Casa Antigua, de Luz Mágica
Casa Antigua, de Luz Mágica
Luis Antonio García
Sepúlveda
Casa antigua de
luz mágica,
puerta abierta a
otra dimensión
a otros tiempos, a
otra vida.
Abandonada por
tus dueños,
habitada por
pichones.
De techos y vigas
caídas,
de risas lejanas,
que resuenan
en tus gruesos
muros.
Casa antigua de
luz mágica,
con sombras de
fantasmas
que deambulan por tus cuartos
paseando entre
muebles antiguos,
manchados de
excremento de pájaros.
Casa antigua de luz mágica,
abandonada por
tus dueños.
Estás solitaria,
tan llena de recuerdos.
Como me gustaría
que fueras mía
no importa que
algún día,
me vuelva
parte de tu memoria,
de tus nostalgias,
de tus
fantasmas.
Casa de Anita
Salmón
casa antigua de
luz mágica.
A la Sombra de un Sauce
A la Sombra de un Sauce
Hace cosa de un año, no sé cómo
ni porqué, hablé de poesía con mi padre de 90 años, para mi sorpresa él me
declamó una hermosa poesía que se memorizó siendo él un
joven de solo 20 años. Me explicó que se la aprendió cuando trabajaba en una cantina
de Monterrey llamada “El Vencedor” ubicada en la calle Aramberri No. 108 (No se
sorprendan que se acuerde de eso. Todos los ancianos pueden recordar con
facilidad cosas de su juventud, pero no les pregunten de sucesos de ayer,
porque los olvidan fácilmente)
Resulta que muy seguido iba a
declamar un hombre que tenía admiradores por su inspiración y maestría en su
palabra. (Todavía hasta los años sesentas era común que a las cantinas acudieran
personas que se ganaban unas monedas declamando las poesías más populares de
ese entonces) Pues bien, mi querido padre me relató que ese señor trabajaba como escribano en la
puerta poniente del Mercado Juárez, (Hacía cartas en una vieja máquina de
escribir) Al término de su jornada
acostumbraba tomarse un par de copas y declamar parándose arriba de un barril de
cerveza en la cantina. (Eran barriles de madera) y juntaba las monedas que le permitían
pagar su consumo.
En una ocasión tomó varias
copas y ya emocionado e inspirado después de declamar se cayó
estrepitosamente del barril llevándose con
él a un par de parroquianos que trataron de ayudarlo. Era un hombre corpulento
de casi dos metros, que invariablemente después de declamar sus poesías daba las gracias diciendo “A sus órdenes Ramón M. Cavazos “El más chico de la
familia” y luego hacia una profunda reverencia misma que lo llevó directo al
suelo haciéndose un tremendo chichón en la frente. Pero pasados tres tequilas
y dos cervezas después. A Ramoncito M. Cavazos “El más chico de la familia” se le olvidó el
chichón que ostentaba en la frente.
La poesía me gustó y como me
entró la curiosidad por saber un poco más de ella, y de su pintoresco autor, acudí
a la magia de Google y escribí en el buscador el comienzo de la poesia “A la sombra
de un sauce ahora anciano” Y el infalible Google me dio sus resultados (Solo
dos) y en primer lugar me encontré con un video en Youtube de la poesia “Fuiste
Sublime” Declamada por Cristina Valentina, (www.youtube.com/watch?v=Yz_zBlBOAiQ)
y efectivamente era la misma que me dijo mi padre, pero no encontré ningún dato
del autor. Por cierto Cristina Valentina es de Monterrey. Me encontré también con un
blog, de Andrei Gamboa S. que publicó la poesía, y para variar también es de
Monterrey. (http://es.netlog.com/ALESSANDREI/blog)
Sin embargo, ni Cristina ni
Alessandre publican el nombre del autor. Ella se encuentra en Facebook y me
puse en contacto, se alegró mucho de saber la historia que me contó mí padre, y
ahora, cuento con el privilegio de su cálida amistad. Comparto con ustedes esta
poesía de Don Ramón M. Cavazos “El más
chico de la familia”
A la Sombra de un Sauce
A la sombra de un sauce
ahora anciano,
que otra vez escuchó nuestros
ensueños
ven,
siéntate junto a mí y dame tu
mano,
déjame besártela en la palma,
Tu sabes que mi embeleso
es entregarte en el calor de
un beso
todo el amor con que palpita
mi alma.
Comprendo que mi amor fue un
paliativo
que aplicaste a la ausencia
de otro,
pero fingir amor tan a lo
vivo
como lo hiciste tú,
no tiene nombre.
Yo no sé,
no comprendo cómo hiciste
para fingir amor a todas
horas;
si tanto fue el amor cuando
fingiste;
¿Cómo será el amor cuando tu
adores?
debe ser un amor
incomprensible
debe ser lo sublime,
lo imposible.
Quizá rendida de pasión y
loca
a otros hombres darás muchos,
muchos besos,
pero por muchos que les des
son pocos,
junto a los muchos por mi
boca impresos.
Sí que yo te bese tanto
que nunca a soñar te atreverías,
que con mi besos seque tu
amargo llanto,
y te besaba más cuando reías;
Cuantas veces te bese dormida
y cuantas veces te bese
despierta
si tu no lo recuerdas
conmovida,
vives de fijo con el alma
muerta.
Pero no, muerta no porque sentías,
muerta no, porque gozabas,
muerta no, porque ansiosa me
besabas
y no debes tener alma si mentías.
Más que puedes alegar en tu
defensa
cuando solo hay engaño en tu
abandono,
le hiciste al corazón
terrible ofensa
pero fingiste bien y te
perdono.
Al perdonarte,
el corazón siente que te
adora y te redime.
Hasta para fingir fuiste
perfecta,
hasta para engañar fuiste
sublime.
A sus órdenes Ramón M. Cavazos “El más chico de la familia”
lunes, 19 de enero de 2015
Un Cuento Babilónico
Un Cuento Babilónico
Luis Antonio García Sepúlveda
Sentados alrededor de una mesa de nuestro café preferido, nos
encontramos un grupo de amigos; los tópicos que tratamos variaron desde los
raros hábitos sexuales de las tarántulas, hasta la inmortalidad del hombre. De
lo ridículo y grotesco, de lo burdo e infame, poco a poco la plática fue transformándose y el intercambio
de ideas y conceptos, fue realizándose entre los presentes y la calidad de la
conversación como una nube se elevó.
Pasamos de una forma natural e inesperada al refinamiento de la expresión
de ideas y sentimientos y llegamos -sin pretenderlo- a la discusión de las
ideas religiosas; y así sin saber cómo saltaron a la palestra las preguntas que
han acompañado por milenios al hombre: ¿QUIÉNES SOMOS?, DE DONDE VENIMOS?, ¿A
DÓNDE VAMOS?. Ante el silencio y las miradas lejanas de mis amigos al no
encontrar una teoría lógica y convincente, me permití exponerles mi
pensamiento, no sin antes como introducción relatarles un antiguo cuento
babilónico.
Este cuento lo leí cuando yo tenía 15 años de edad y era parte de un
libro titulado “LOS MAS ANTIGUOS CUENTOS DE LA HUMANIDAD”. Este Libro, junto
con muchos otros lo abandoné a su suerte, al igual que todas mis pertenencias y
recuerdos cuando salí de Monterrey con rumbo a Mazatlán, tratando de olvidar un
amor que por ser verdadero aún recuerdo... Pero eso es una historia, más no un
cuento y del cuento que les contaba, jamás volví a conseguirlo, he buscado en
bibliotecas y librerías durante más de treinta años y nadie conoce ese libro.
Espero que si algún lector lo tuviere, me lo haga saber.
Pues bien, regresando a aquella mesa, les diré que les gustó tanto, que
me pidieron compartirlo con los lectores, aclarando que el cuento no es mío.
Como introducción les diré que la civilización babilónica –según los
historiadores-, data de 3000 años AC. En los años 668 a 630 AC., reinó sobre los antiguos
asirios, un rey llamado Asurbanipal, este rey, fue el creador de la primera
biblioteca del mundo (la más antigua que se conoce) y coleccionó miles de
textos antiguos, inscritos en tablillas de arcilla, en caracteres cuneiformes.
Más de veinte mil de estas tablillas,
fueron encontradas en las ruinas de la antigua ciudad de Nínive y están
actualmente en el Museo Británico, entre ellas está el siguiente relato:
En el principio de los tiempos, hubo un guerrero que por su fuerza y
sabiduría, llegó a formar un gran reino,
Este rey, distinguíase por su valor,
fuerza, arrojo, conocimientos y justicia con la que reinaba sobre sus súbditos.
En aquellos tiempos se acostumbraba que el monarca fuera también el máximo
sacerdote, y el rey con verdadera
devoción y reverencia, diariamente ofrecía sacrificios a toda la corte
celestial, especialmente al Padre de los Dioses; Era tanta su devoción, que
ordenó construir templos por todo el reino. Este y otros actos, fueron tomados
en cuenta por el Padre de los Dioses, quien satisfecho por la devoción
expresada, y las cualidades que tenía el rey humano, decidió premiarlo e
invitarlo a la asamblea de los Dioses...
Una noche, en que el rey dormía, se encontró -como en un sueño- en medio
de un banquete divino; frente a él, departían alegremente los dioses y diosas
que tanto temor y reverencia le habían inculcado desde niño sus padres; su
asombro no tenía límites ante la belleza y magnificencia que presenciaban sus
ojos. De pronto, el relámpago de una hermosa luz que abarcó todo el inmenso
salón y que llenaba el ambiente de paz y de gozo, fue materializando poco a
poco y flotando, en medio del divino salón, la imagen de un ser con forma
humana, misma que al verla los presentes se arrodillaron hasta pegar su frente
al piso.
El rey humano, al ver la profunda reverencia que los Dioses hacían, los
imitó temblando de miedo y emoción, sin embargo al influjo de la hermosa luz
que emanaba del divino ser, en su corazón sintió amor y gozo y sin que nadie se
lo dijera, supo quién era ese ser de luz... ¡EL PADRE DE LOS DIOSES!
Al materializarse completamente el creador del universo, su voz se
escuchó por todo el gran salón: “Hijos míos; en esta asamblea tenemos un
invitado, y es un invitado especial, ya que es un humano, este hombre se ha
distinguido por sus muestras de respeto y veneración hacia todos nosotros,
especialmente su veneración hacia mí. Su proceder me ha agradado, es por eso
que en esta asamblea frente a ustedes, le concederé un deseo. Lo que este
hombre pida se lo daré”. Un murmullo de asombro escapó de la boca de los
Dioses...
Mientras tanto el rey humano no salía de su asombro. Arrodillado frente
al creador, no daba crédito, ni a sus oídos, ni a sus ojos, y temblando de
emoción al sentir sobre él las miradas de los Dioses y la indescriptible mirada
– que lo envolvía y lo atravesaba- del Padre de los Dioses, buscó en el fondo
de sus pensamientos y recuerdos su mas grande deseo. Después de un largo
silencio, habló...
“Señor, tengo un deseo, pero no es necesario
que tú me lo des, con haber contemplado tu presencia me conformo”... ¡Dime tu
deseo! Trono la voz del creador, resonando el eco en los divinos cielos. El
rey humano, vacilante, volvió a hablar; “Mi señor, es que... mi deseo, no me
lo darás... ¡Humano insensato!, volvió
a resonar la divina voz, haciendo vibrar el inmenso recinto. “¿Que deseo
puedes tener tú que yo no te lo pueda dar?, ¡Te ordeno que me lo digas!, y
al decir estas palabras un viento impactó el cuerpo del rey humano, quien
temeroso de la cólera divina, volvió a expresarse... “Mi deseo señor es...
¡Que todo lo que yo imagine se haga realidad al instante!.
En el inmenso salón, todos guardaron silencio al escuchar el deseo del
humano. Abrieron sus bocas y se miraron unos a otros, y luego fijaron su vista
en el Padre de los Dioses. Con una voz suave, llena de amor, como un padre a su
hijo, el Creador le habló al rey humano: “Hombre pequeño, no sabes lo que me
pides, no tienes la capacidad para controlar tal poder. Pídeme otra cosa y con
gusto te la daré”...
El rey humano, de rodillas, agacho su cabeza, pensó un momento y respondió:
Mi señor, en mi reino, soy inmensamente rico y poderoso, no hay nada que
como hombre me falte, mi único deseo insatisfecho, es el que te expresé, si no
me lo quieres dar, no quiero otra cosa. -El Creador movió su cabeza, y
respondió- ¡Te di mi palabra y la cumpliré!, te concederé tu deseo, ¡ahora
tienes el poder que me pediste!...
Al terminar el Creador estas palabras, el rey fue cubierto por un rayo
de luz, que lo atravesó de pies a cabeza. Se desvaneció y sintió como su cuerpo
viajaba a través del universo; las estrellas desfilaban ante sus ojos. Todo se
movía, y era luz. De pronto, una oscuridad completa lo rodeó, pedio el sentido
y no supo más...
Los dulces trinos de las aves reales llenaban el ambiente de la recámara
del rey. El sol entraba por una ventana... lentamente, el rey abrió los ojos,
volteó mecánicamente a todos lados. ¿Dónde
estoy? Se pregunto, sin atreverse a moverse. Unas finísimas sábanas de seda
cubrían su cuerpo; trato de recordar lo
pasado. Volvió a recorrer su habitación con la vista... ¡Un sueño! Exclamó
y sonrió. ¡Todo fue un sueño!, y diciendo esto, se incorporó bostezando,
se estiró y pensó en voz alta ... ¡Que hambre tengo me comería un cordero
asado entero! Y al decir esto se lo imaginó... ¡grande fue su sorpresa,
cuando ante sus ojos, apareció un
platón de oro, conteniendo un humeante cordero asado igual al que se había
imaginado, fue depositado junto a su cama!.
-¿Qué es esto?- Exclamó el rey,
al mismo tiempo que saltaba asustado fuera de su cama. -¿Quién trajo esto?
gritó con los ojos desorbitados y volteando para todas partes al no ver a nadie
en la recámara real, agitado recordó la asamblea de los Dioses... -¡El
deseo!- exclamó. ¡No fue un sueño!
El rey pasó del miedo a la alegría y jubiloso, se dispuso a probar
su nuevo poder; alzó su diestra e imaginó en ella una copa de oro llena de un
espumoso vino rojo... y al instante se materializó. El rey de inmediato, con
grandes carcajadas, se llevo a sus labios – dejando correr por su pecho el vino
que la emoción no le permitía tomar. Arrojó la copa y corriendo como un loco,
salió al jardín, los guardias asustados, vieron a su rey salir en paños menores
y detenerse frente a su palacio en el inmenso jardín.
¡Mi señor! - exclamó el
capitán de los guardias, que corriendo llegó junto a él. -¿Qué te pasa?,
¿Quién te persigue?, ¡estas casi desnudo! – El rey, riendo, fijó su vista
en guardia y luego a su semidesnudo cuerpo y respondió al guardia
carcajeándose. -¿Quieres saber que me pasa?, ¡ahora lo sabrás!, mira...
–al decir esto, cerro sus ojos y en su cuerpo apareció poco a poco una
reluciente y hermosísima armadura de oro que lo cubrió de los pies a los hombros, y en su cabeza, apareció una corona
cuajada de piedras preciosas.
El capitán, al ver esto cayó de rodillas, diciendo: ¡Dios mío!, el rey
divertido le ordenó alejarse, a lo que el militar asustado se alejó corriendo y
se reunió con otros guardias que no se habían atrevido a acercarse. El rey,
enfocando su vista en el palacio, se dijo a sí mismo: -Soy el hombre más
poderoso de la tierra, por lo tanto este palacio no es digno de mí-,
y comenzó a usar su imaginación, y las torres y las paredes del palacio
crecieron, sus cúpulas eran de oro brillante, a su alrededor, el rey imaginó
grandes y hermosos jardines poblados por los más exóticos animales; asimismo
creó con su imaginación un gran ejercito, vestidos todos con impresionantes y
variadas armaduras, imaginó también, las mas bellas mujeres que le servían
ricos manjares.
El interior de su palacio lo adornó con las más valiosas y bellas gemas,
topacios, zafíres rubíes, esmeraldas, diamantes del tamaño de una mano se veían
por doquier; en el inmenso palacio, su trono lo hizo de diamante pulido, y así
fue, como el rey ese día hizo maravillas... Pero llegó la noche y con ella el
cansancio. El rey después de transformar todo lo que quiso, se retiró a sus
nuevas habitaciones; su alcoba estaba ricamente decorada con lo más hermoso que
su imaginación pudo concebir, sin embargo, al entrar sintió una desazón, algo
le faltaba a su habitación...
Inquieto volteaba en todas direcciones, lo estuvo meditando hasta que
exclamó: “¡Una ventana! a esta
habitación le hace falta una ventana”,
fijó su mirada y las paredes se abrieron al instante.. La ventana estaba
hecha. “Muy bien” dijo el rey. “Ahora estoy satisfecho, ya podré dormir”, y se
dispuso a hacerlo... Pero algo pasaba, inquieto se revolcaba en su inmensa
cama; no podía dormir, “¿qué me pasa?”, se pregunto y de nuevo giró su cabeza
por la habitación real; fijó entonces su vista en la ventana y habló en voz
alta: “Esta ventana no tiene protección, por ella puede entrar un tigre y
comerme, le pondré barrotes”, y al
decirlo se concentró en los barrotes, pero antes de que estos
aparecieran, por la venta entró un enorme tigre y dirigiéndose al rey, lo mató
de un zarpazo, lo destrozó y se lo comió...
MORALEJA
El rey, se olvidó de dar
gracias a quién le dio el poder, y volviéndose egoísta, creó cosas solo para sí
mismo. En él no había amor, de haberlo habido, el tigre se habría echado a sus
pies. La Biblia dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, pero le
dio también el poder de su mente; el hombre, al igual que el creador, puede
hacer realidad lo que su mente imagina. Piense usted estimado lector, la silla
donde está usted sentado, el vaso donde bebe agua, el vehículo donde se
transporta, la casa donde vive, todo lo que usted vea construido a su alrededor
fue hecho por el hombre, originalmente tuvo forma en la imaginación de alguien,
después con los años, se hizo realidad.
El ser humano tiene el poder del rey del relato, pero deberá aprenderlo
a usarlo con amor y responsabilidad, de lo contrario creará un tigre que se lo
comerá.
El Idealista y los Cinco Enemigos del Periodista
El
Idealista y los Cinco Enemigos del Periodista
Luis
Antonio García Sepúlveda
En un café, solo,
perdido en sus pensamientos, aspirando el humo de un cigarrillo se hallaba el
idealista. Ni el ir y el venir de las meseras ni el rumor de las pláticas de
los comensales vecinos lo distraían. Me senté en una mesa cercana y para
iniciar una conversación le ofrecí un periódico que traía en la mano,
-¿Ya leíste las
noticias?...
-¡No gracias! ¡Me
bastan mis problemas, no quiero enterarme de los problemas ajenos!-Me contestó
-¡Es duro ser
periodista!, ¿verdad?- Le respondí,
-¡Es más duro no
serlo!- Afirmó tajante.
-¿Por qué dices
eso?- Me intrigó su respuesta.
-Mira; en los
periódicos solo me quieren si me doblego a las órdenes del director. Si me
ordenan que escriba lo malo de los buenos o lo bueno de los malos, lo tengo que
hacer, debo seguir órdenes y nada más. No puedo escribir lo que yo quiero, ¡La
verdad!
-Bueno, amigo mío,
es igual en todas partes, el empleado tiene que seguir las ordenes del patrón.
Afirmé
-¡En el periodismo
no! ¡El único patrón es el público lector, y no el director!, ¡El periodista
debe informar a la sociedad con ética!- Colérico me contestó, tomo un trago a
su café, y después de dar una profunda chupada a su cigarrillo y expeler el
humo, volteando su cabeza a uno y otro lado, en tono más amable continuó su
platica,
-Mira, te voy a
describir los cinco enemigos del periodista
El primero te lo encuentras en la mesa de tu
casa, en el desayuno. ¡Son las necesidades y necedades de tu familia que tu
mujer se encarga de meterte por las orejas, ¡Los gastos del colegio, los
uniformes, los libros, el pago de la luz, el agua, el predial, el pago de la
televisión de cuarenta pulgadas que en montón toda la familia me persuadió de
comprar, y hasta el pago del gato del vecino, que nuestro perro mató, tengo que
hacer. A veces salgo de mi casa con los ojos desorbitados pensando que banco
asaltaré para pagar las necesidades de mi familia.
Ya en la calle me
encuentro con mi segundo enemigo, es: ¡La corrupción de mis semejantes! Desde
el más humilde táquero, hasta el más
encumbrado político, industrial o comerciante, la corrupción llega a
contaminarlos. Cuando tú periodista, conoces actos de corrupción o ilegales de
parte de tus conciudadanos, tienes el deber de denunciarlos por el bien de la
sociedad; entonces, ¿que pasa? Que el corrupto te querrá sobornar. Pero Yo,
periodista con ética, no acepto, y entonces voy con mi valiente y honrada
denuncia al periódico, y me encuentro con mi tercer enemigo...
Cómodamente sentado
en su oficina, detrás de un gran escritorio, fumando un grueso puro, el
director del periódico, lee atentamente mi artículo, al terminar mueve la
cabeza y me espeta un...
-¡No mi bravo
amigo, esto va a perjudicar a fulanito de tal, y él nos va a retirar la
publicidad, ¡Eso no lo podemos permitir, no nos conviene!, ¡olvídate de
publicarlo! Cuando levanté de mi ombligo la quijada, de mis labios salieron una
serie de palabritas y palabrotas, y salí de la oficina del director dando un
gran portazo, con una frase resonando en mis oídos, ¡Estas despedido! Colérico
me dirigí a recoger mis cosas del escritorio y me encontré a mi cuarto
enemigo...
Son mis queridos
colegas periodistas, que atraídos por la discusión en la oficina del director,
me interrogan sobre lo sucedido, cuando les explico lo que pasó, voltean
negativamente su cabeza y algunos me
dicen ¿Estas loco?, te ofrecen dinero y no lo aceptas, y luego te peleas
con el director... ¡Ni modo, genio y figura hasta la sepultura! ¡Eres un
quijote!
Y aquí estoy en el
café, luchando contra mi quinto enemigo: ¡La soledad! Nadie me comprende, ni mi
familia, ni mis compañeros, ni la sociedad. Soy un idealista desadaptado, ¿Qué
haré?, ¿me someteré a las órdenes de un director corrupto, escribo lo bueno de
los malos, o lo malo de los buenos, escribiré mentiras o verdades a medias
para solventar así las necesidades de mi
familia?, tú ¿qué me aconsejas?...
Ante su pregunta
clave mi mirada en el piso, pensé por unos momentos, al final le dije en tono
serio:
-Lo siento yo no puedo aconsejarte, la
decisión es toda tuya. Escuchó mi respuesta, aspiró el humo de su cigarrillo,
lanzó una bocanada de humo, le dio un sorbo a su café, y sonriendo me miró con
una mirada pícara, se levantó de su asiento, me dio unas palmadas en la espalda
y me devolvió mi pregunta, -¡Es duro ser periodista! ¿Verdad? Y se fue.
En un
restaurante, solo, perdido en mis pensamientos, aspirando el humo de los
cigarrillos de mis semejantes, me quede meditando. ¡Es duro ser periodista!...
¡Más duro es no serlo!
El Mágico Mundo de los Cafés
El Mágico Mundo de los Cafés
(Satisfactor De Las Necesidades Humanas)
Luis Antonio García S.
E-Mail:luis_antonio51@hotmail.com
.
Sin duda alguna para los que tenemos como
religión (incluso los ateos) el asistir diariamente a un café, el título de este
escrito les llamará la atención, y es que analice usted, estimado lector, si no
son mágicos los momentos que algunos mortales vivimos en los cafés, quienes no
tienen esa costumbre o vicio, como dirían algunos recalcitrantes críticos,
preguntarán en tono de infinito desprecio ¿Qué pueden tener de mágicos los
cafés?. Bueno para responder, primero
veamos lo siguiente: ¿Quienes son los clientes?, actualmente existen millones
de personas que, aunque estén casadas,
por razones de tiempo y distancia, al salir de su trabajo no pueden ir a
su hogar a prepararse su comida, de echo la situación es peor si ambos cónyuges
trabajan, o bien si están divorciados.
¿a donde van? ¿al café!, otros por estar jubilados tienen mucho tiempo
libre y no saben que hacer, así es que, ¿a dónde van?, ¡al café!, ¿a dónde irán
dos hombres de negocios que quieren platicar sin ser interrumpidos?, ¡al café!,
¿a dónde van por las tardes el grupo de señoras que se reúnen una vez por
semana?, ¡al café!, ¿donde se citan los enamorados?, ¡en el café!. ¿Dónde creen
ustedes que escribía J.K. Rowlin, la autora de Harry Potter, quién con sus
novelas se hizo más rica que la reina de Inglaterra?, ¡Pues en el café!. [1]
Para
comprender el éxito de estos negocios recordemos la escala de las necesidades
de los seres humanos
1º-
Comida, abrigo y descanso
2º-
Seguridad
3º-
Placer, recreación
4º-
Reconocimiento y posición social
Primero:
el ser humano constantemente necesita cubrir sus necesidades físicas básicas,
alimento abrigo y descanso. Reflexione estimado lector o radioescucha, ¿cuántas
veces le ha ocurrido que tiene hambre y no puede ir a su casa, ¿en que piensa?,
¡pues en un buen café!. Si llueve o hace frió, usted sabe que ¡ahí! en el café
de su preferencia estará,
confortablemente alimentado y podrá descansar todo lo que usted quiera, se
sienta y ahhhh llega a usted un rico aroma, saborea su platillo favorito en un
asiento cómodo y con una buena música que le calmara su atormentada alma de los
vaivenes y requerimientos de la vida moderna.
Segundo
Seguridad: llega usted al café y sabe perfectamente que nadie lo va
a agredir, al contrario, las meseras o meseros, con una sonrisa y palabras
amables, le saludan y le sirven, además si esta atormentado porque debe la
renta, el pago de la mueblería, el carro etc. Usted estará tranquilo sabiendo
que ningún cobrador se va a parar en su mesa, así es que por unos cuantos
minutos o horas según elija, usted tendrá la seguridad física y emocional que
tanto necesita para pensar en la forma de salir de sus problemas o bien
simplemente olvidarlos.
Tercero
y cuarto, placer recreación y reconocimiento social: Además del placer de tomar
sus alimentos o bebidas favorita, y tal ves de escuchar su música preferida,
podrá asistir a una interesante tertulia con sus amigotes del café, y no
importa si lo que platican son unas soberanas estupideces, todos se sentirán
felices de externar su opinión, o bien de entrar en la discusión con su rival
de la mesa favorito, ese que por costumbre y por tratar de sentirse superior a
todos, siempre da la contra a todo lo que se diga.
Además
en un buen café popular, las diferencias sociales se desvanecen un poco y lo
mismo pueden convivir de mesa a mesa o banco a banco, el aristocrático
millonario, el artista pobre, el escritor intelectual, el ama de casa, o el
humilde vendedor de cachitos de lotería, el ejecutivo de negocios.
o
las bulliciosas y coquetas estudiantes que con su belleza y juventud,
proporcionan el atractivo visual a los ávidos ojos de los caballeros,
especialmente de aquellos que presumen tener lo que en su vida privada ya
perdieron (el vigor)
Encontramos
además al marido oprimido que por un buen rato y por una buena propina, se da
el lujo de mandar con voz autoritaria, a las amables meseras o meseros que
constantemente le llenan su taza de café, ellos han sido aleccionados
precisamente para hacer sentir a los clientes mejor que en su propia casa. Sin
duda alguna el café responde a las necesidades básicas del ser humano, y desde
luego ¿en que otro lugar puede usted leer el periódico del día o la ultima
novela de casi novecientas páginas de Harry Potter, o escribir el informe de trabajo, o el
articulo que el escritor necesita para publicarlo y así cobrar el dinero que le
permita sumergirse en... El mágico mundo de los cafés.
Culiacán Rosales, Enero 2005
[1] J.K. Rowling vista por J.K. Rowling autora de la serie Harry Potter
por Lindsey Fraser. Pág. 45 Editorial RBA Libros, S.A. 2001
Suscribirse a:
Entradas (Atom)