martes, 3 de febrero de 2015

Fantasmas en la Niebla



Fantasmas en la Niebla
    Luis Antonio García Sepúlveda

A veces las noches invernales de Ensenada son fantasmales, la niebla cubre todo y las luces crean figuras que se acercan y se alejan espectralmente. Lo peor que te puede pasar, es quedarte sin gasolina en la madrugada, cuando no hay taxis ni transporte urbano público.




El joven caminaba apresuradamente en medio de una niebla que creaba volutas a su alrededor, el viento de los carros que pasaban formaban remolinos blancos y espesos que lo envolvían. Caminaba hacia la gasolinera más cercana con un garrafón de plástico en una mano.   

Llegó al aeropuerto militar por la Avenida Reforma. En un lado de la ancha rúa,  había una barda larga, eterna y oscura, y por el otro una serie de bodegas cerradas sin ninguna señal de vida humana. Los autos pasaban vertiginosos. A los conductores no les importa lo que pase a las orillas de la avenida, que en un tramo se convierte en la carretera Transpeninsular.

El viento húmedo y frio azotaba su cara y lo hacía estremecerse, apuraba su paso con angustia. La niebla, el frio, el viento, la oscuridad y la soledad lo hacía sentirse totalmente vulnerable, indefenso ante lo inesperado. 

En un tramo de su ruta, un hombre enorme, corpulento, vestido con una chamarra negra de piel, de esas que usan los motociclistas americanos,  sentado en una banca, lo miró fijamente. El joven aceleró su caminata mirando al suelo. Caminó 30 metros y de reojo volteó ligeramente hacia atrás, el tipo del banco se había parado y lo seguía, el pulso se le aceleró y caminó aún más rápido. Cincuenta metros adelante, volteó a su espalda, el tipo enorme estaba a cinco metros de él.

Un rayo de luz lanzado por los faroles de un auto, iluminó el rostro de su seguidor. Lo que vio le hizo temblar de miedo, el hombre de casi dos metros, con la cabeza cubierta con una gorra de lana oscura, tenía unos rasgos feroces, muy blanco, casi albino, de nariz muy ancha como de boxeador, pómulos salientes, labios gruesos, mandíbula grande y prominente, ojos negros y de mirada afiebrada, lo miraba directamente, -¡Oye, espérame!- le gritó con una voz ronca. Un banco de niebla espesa lo desapareció de su vista.

Quiso comenzar a correr pero sus cansadas piernas le fallaron, su corazón  latía aceleradamente y el aliento le faltaba, -“Este tipo me va a asaltar y me va a matar”- Pensó. Avanzó dos metros cuando sintió que  una enorme y pesada mano le sujetó de un hombro. Su corazón se paralizó, abrió los ojos enormemente pensando que una daga le iba a atravesar la espalda. La enorme mano le hizo voltear a ver al corpulento tipo que lo sujetaba y temblando, pasando saliva le pregunto.
-¿Quue quue quiere?

El hombrón exhalaba un vaho tan fuerte que formaba una nube que se evaporaba con el viento.
Entonces con una voz gruesa y cavernosa, le preguntó.
-¿Te gustan los perros?
El joven sorprendido, miró a un cachorrito de apenas un mes de nacido que el hombrón sostenía en una de sus manos.
-¡Si!
¡Es tuyo! -El gigante rudamente se lo dio, y el joven como autómata lo tomó en sus brazos, luego a grandes zancadas el hombre se perdió en la oscuridad de la noche.

El joven siguió caminando sosteniendo un garrafón en una mano y un pequeño perrito acurrucado en sus brazos, la niebla como una colosal ola se lo tragó.

Sí, a veces las noches invernales de Ensenada son fantasmales.

miércoles, 28 de enero de 2015

El Mágico Mundo de los Cafés




El  Mágico Mundo de los Cafés
(Satisfactor De Las Necesidades Humanas)
Luis Antonio García Sepúlveda
E-Mail:luis_antonio51@hotmail.com
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   Sin duda alguna para los que tenemos como religión (incluso los ateos) el asistir diariamente a un café, el título de este escrito les llamará la atención, y es que analice usted, estimado lector, si no son mágicos los momentos que algunos mortales vivimos en los cafés, quienes no tienen esa costumbre o vicio, como dirían algunos recalcitrantes críticos, preguntarán en tono de infinito desprecio ¿Qué pueden tener de mágicos los cafés?.  Bueno para responder, primero veamos lo siguiente: ¿Quienes son los clientes?, actualmente existen millones de personas que, aunque estén casadas,  por razones de tiempo y distancia, al salir de su trabajo no pueden ir a su hogar a prepararse su comida, de hecho la situación es peor si ambos cónyuges trabajan, o bien si están divorciados.  ¿A dónde van? ¡al café!, otros por estar jubilados tienen mucho tiempo libre y no saben que hacer, así es que, ¿a dónde van?, ¡Al café!, ¿a dónde irán dos hombres de negocios que quieren platicar sin ser interrumpidos?, ¡Al café!, ¿a dónde van por las tardes el grupo de señoras que se reúnen una vez por semana?, ¡Al café!, ¿donde se citan los enamorados?, ¡En el café!. ¿Dónde creen ustedes que escribía J.K. Rowlin, la autora de Harry Potter, quién con sus novelas se hizo más acaudalada que la reina de Inglaterra?, ¡Pues en el café! [1]

Para comprender el éxito de estos negocios recordemos la escala de las necesidades de los seres humanos
1º- Comida, abrigo y descanso
2º- Seguridad
3º- Placer, recreación
4º- Reconocimiento y posición social

Primero: el ser humano constantemente necesita cubrir sus necesidades físicas básicas, alimento abrigo y descanso. Reflexione estimado lector o radioescucha, ¿cuántas veces le ha ocurrido que tiene hambre y no puede ir a su casa, ¿en que piensa?, ¡pues en un buen café!. Si llueve o hace frió, usted sabe que ¡ahí! en el café de su preferencia  estará, confortablemente alimentado y podrá descansar todo lo que usted quiera, se sienta y ahhhh llega a usted un rico aroma, saborea su platillo favorito en un asiento cómodo y con una buena música que le calmara su atormentada alma de los vaivenes y requerimientos de la vida moderna.

Segundo Seguridad: Llega usted  al café y sabe perfectamente que nadie lo va a agredir, al contrario, las meseras o meseros, con una sonrisa y palabras amables, le saludan y le sirven, además si esta atormentado porque debe la renta, el pago de la mueblería, el carro etc. Usted estará tranquilo sabiendo que ningún cobrador se va a parar en su mesa, así es que por unos cuantos minutos o horas según elija, usted tendrá la seguridad física y emocional que tanto necesita para pensar en la forma de salir de sus problemas o bien simplemente olvidarlos.

Tercero y cuarto, placer recreación y reconocimiento social: Además del placer de tomar sus alimentos o bebidas favoritas, y tal ves de escuchar su música preferida, podrá asistir a una interesante tertulia con sus amigotes del café, y no importa si lo que platican son unas soberanas estupideces, todos se sentirán felices de externar su opinión, o bien de entrar en la discusión con su rival de la mesa favorito, ese que por costumbre y por tratar de sentirse superior a todos, siempre da la contra a todo lo que se diga.

Además en un buen café popular, las diferencias sociales se desvanecen un poco y lo mismo pueden convivir de mesa a mesa o banco a banco, el aristocrático millonario, el artista pobre, el escritor intelectual, el ama de casa, o el humilde vendedor de cachitos de lotería, el ejecutivo de negocios.
o las bulliciosas y coquetas estudiantes que con su belleza y juventud, proporcionan el atractivo visual a los ávidos ojos de los caballeros, especialmente de aquellos que presumen tener lo que en su vida privada ya perdieron (el vigor)

Encontramos además al marido oprimido que por un buen rato y por una buena propina, se da el lujo de mandar con voz autoritaria, a las amables meseras o meseros que constantemente le llenan su taza de café, ellos han sido aleccionados precisamente para hacer sentir a los clientes mejor que en su propia casa. Sin duda alguna el café responde a las necesidades básicas del ser humano, y desde luego ¿En que otro lugar puede usted leer el periódico del día o la ultima novela de casi novecientas páginas de Harry Potter,  o escribir el informe de trabajo, o el articulo que el escritor necesita para publicarlo y así cobrar el dinero que le permita sumergirse en... El mágico mundo de los cafés.


[1] J.K. Rowling vista por J.K. Rowling autora de la serie Harry Potter por Lindsey Fraser. Pág. 45 Editorial RBA Libros, S.A. 2001

miércoles, 21 de enero de 2015

Mis Oídos No Son Basurero

Mis Oídos No Son Basurero
Luis Antonio García S.
E-Mail:luis_antonio51@hotmail.com

     Para los que tenemos la costumbre de asistir diariamente a algún café, es cosa común encontrar personas que únicamente desean hablar pero no escuchar; simplemente toman por asalto tu mesa y en un acto de magia mental, nos transforman en una gigantesca oreja, para depositar en ella una sarta sinfín de quejas, problemas, malos chistes, fantasías sexuales, críticas del gobierno, o chismes de personas conocidas.  Algunos no tienen dinero ni para pagar su café, otros pagan el café de los demás con tal de ser oídos, y hay quién se siente incomprendido, y se queja de ser rechazado.

Quienes hemos pasado por la desagradable experiencia de estos “encuentros”, evitamos este tipo de personas y nos valemos de mil excusas para alejarlos de nuestra mesa; sin embargo, este fenómeno del “parlanchín en busca de oídos” se repite también fuera del ámbito de los cafés.

Nos encontramos a ingenieros, licenciados, mecánicos, amas de casa, vendedores, sastres y a otros más de diversos oficios y profesiones deseosos de encontrar a alguien que les quiera oír para contar sus problemas y opiniones; es como si existiera una gran necesidad social de comunicar que se siente,  que se desea, que se piensa y sin embargo, por más que ser hable, no se es escuchado; no hay comunicación ya que ésta, es una vía de dos sentidos, donde las ideas fluyen constantemente en dos direcciones.

Hace algún tiempo, un viejo maestro Rosacruz me explicó el concepto de la ganancia en la comunicación. Me pidió una moneda de a peso; al entregársela, él a su vez me dio otra de igual valor, al hacerlo me dijo, mira, intercambiamos monedas, tu te quedaste con una y yo con otra, no perdimos ni ganamos; pero tu me das una idea y yo respondo con otra, al hacerlo, tú tendrás dos ideas, la tuya y la mía, yo también tendré dos, ambos ganamos. Así son las relaciones humanas, trata de que todos salgamos ganando al comunicarnos.

Si es usted de las personas que hablan pero no son comprendidas, probablemente no ha desarrollado el arte de escuchar, pruebe a seguir estos consejos y tal vez todo cambiara para usted.
1.- Escuche con los oídos, pero también con la mente. Analice lo que su interlocutor le dice, sin no lo entiende, haga preguntas.
2.- Mantenga el contacto visual, pero trate de visualizar lo que le dicen.
3.- Escuche con todo el cuerpo; no haga movimientos que distraigan a quien le platica.
4.- No interrumpa para exponer sus ideas, deje que la otra persona termine su exposición.
5.- Por favor, recuerde que la conversación es una transacción donde todos deben salir ganando, si usted siempre gana, no pasará mucho tiempo en que la soledad será su compañera.


Mi padre don Antonio García Ramos me regaló la siguiente Frase: “Mis oídos no son basurero, no dejaré que nadie deposite basura en ellos”… en la próxima conversación recuerde esa frase. Y pregúntese ¿Lo que digo o lo que me dicen, es valioso, o es… basura?

Casa Antigua, de Luz Mágica

Casa Antigua, de Luz Mágica
Luis Antonio García Sepúlveda


Casa antigua de luz mágica, 

puerta abierta a otra dimensión
a otros tiempos, a otra vida.

Abandonada por tus dueños,
habitada por pichones.
De techos y vigas caídas,
de risas lejanas, que  resuenan
en tus gruesos muros.

Casa antigua de luz mágica, 
con sombras de fantasmas  
que  deambulan por tus cuartos
paseando  entre  muebles antiguos,
manchados de excremento de pájaros.

Casa  antigua de luz mágica, 
abandonada por tus dueños.
Estás  solitaria,
 tan llena de  recuerdos. 

Como me gustaría que fueras mía
no importa que algún día,
me vuelva parte  de tu memoria,
de  tus nostalgias,
de tus fantasmas. 

Casa de Anita Salmón
casa antigua de luz mágica.




A la Sombra de un Sauce

A la Sombra de un Sauce

Hace cosa de un año, no sé cómo ni porqué, hablé de poesía con mi padre de 90 años, para mi sorpresa él me declamó una hermosa poesía que se memorizó siendo él un joven de solo 20 años. Me explicó que se la aprendió cuando trabajaba en una cantina de Monterrey llamada “El Vencedor” ubicada en la calle Aramberri No. 108 (No se sorprendan que se acuerde de eso. Todos los ancianos pueden recordar con facilidad cosas de su juventud, pero no les pregunten de sucesos de ayer, porque los olvidan fácilmente)

Resulta que muy seguido iba a declamar un hombre que tenía admiradores por su inspiración y maestría en su palabra. (Todavía hasta los años sesentas era común que a las cantinas acudieran personas que se ganaban unas monedas declamando las poesías más populares de ese entonces) Pues bien, mi querido padre me relató que ese señor trabajaba como escribano en la puerta poniente del Mercado Juárez, (Hacía cartas en una vieja máquina de escribir) Al término de su jornada acostumbraba tomarse un par de copas y declamar parándose arriba de un barril de cerveza en la cantina. (Eran barriles de madera) y juntaba las monedas que le permitían pagar su consumo.

En una ocasión tomó varias copas y ya emocionado e inspirado después de declamar se   cayó estrepitosamente del barril  llevándose con él a un par de parroquianos que trataron de ayudarlo. Era un hombre corpulento de casi dos metros, que invariablemente después de declamar sus poesías daba las gracias diciendo “A sus órdenes Ramón M. Cavazos “El más chico de la familia” y luego hacia una profunda reverencia misma que lo llevó directo al suelo haciéndose un tremendo chichón en la frente. Pero pasados tres tequilas y dos cervezas después. A Ramoncito M. Cavazos  “El más chico de la familia” se le olvidó el chichón que ostentaba en la frente.

La poesía me gustó y como me entró la curiosidad por saber un poco más de ella, y de su pintoresco autor, acudí a la magia de Google y escribí en el buscador el comienzo de la poesia “A la sombra de un sauce ahora anciano” Y el infalible Google me dio sus resultados (Solo dos) y en primer lugar me encontré con un video en Youtube de la poesia “Fuiste Sublime” Declamada por Cristina Valentina, (www.youtube.com/watch?v=Yz_zBlBOAiQ) y efectivamente era la misma que me dijo mi padre, pero no encontré ningún dato del autor. Por cierto Cristina Valentina es de Monterrey.  Me encontré  también con un blog, de Andrei Gamboa S. que publicó la poesía, y para variar también es de Monterrey. (http://es.netlog.com/ALESSANDREI/blog)
Sin embargo, ni Cristina ni Alessandre publican el nombre del autor. Ella se encuentra en Facebook y me puse en contacto, se alegró mucho de saber la historia que me contó mí padre, y ahora, cuento con el privilegio de su cálida amistad. Comparto con ustedes esta poesía de Don Ramón M. Cavazos  “El más chico de la familia”

A la Sombra de un Sauce

A la sombra de un sauce
ahora anciano,
que otra vez escuchó nuestros ensueños
ven,
siéntate junto a mí y dame tu mano,
déjame besártela en la palma,
Tu sabes que mi embeleso
es entregarte en el calor de un beso
todo el amor con que palpita mi alma.

Comprendo que mi amor fue un paliativo
que aplicaste a la ausencia de otro,
pero fingir amor tan a lo vivo
como lo hiciste tú,
no tiene nombre.

Yo no sé,
no comprendo cómo hiciste
para fingir amor a todas horas;
si tanto fue el amor cuando fingiste;

¿Cómo será el amor cuando tu adores?
debe ser un amor incomprensible
debe ser lo sublime,
lo imposible.

Quizá rendida de pasión y loca
a otros hombres darás muchos,
muchos besos,
pero por muchos que les des son pocos,
junto a los muchos por mi boca impresos.

Sí que yo te bese tanto
que nunca a soñar te atreverías,
que con mi besos seque tu amargo llanto,
y te besaba más cuando reías;

Cuantas veces te bese dormida
y cuantas veces te bese despierta
si tu no lo recuerdas conmovida,
vives de fijo con el alma muerta.

Pero no, muerta no porque sentías,
muerta no, porque gozabas,
muerta no, porque ansiosa me besabas
y no debes tener alma si mentías.

Más que puedes alegar en tu defensa
cuando solo hay engaño en tu abandono,
le hiciste al corazón terrible ofensa
pero fingiste bien y te perdono.

Al perdonarte,
el corazón siente que te adora y te redime.

Hasta para fingir fuiste perfecta,
hasta para engañar fuiste sublime.

A sus órdenes Ramón M. Cavazos “El más chico de la familia” 


lunes, 19 de enero de 2015

Un Cuento Babilónico

Un Cuento Babilónico
Luis Antonio García Sepúlveda


  Sentados alrededor de una mesa de nuestro café preferido, nos encontramos un grupo de amigos; los tópicos que tratamos variaron desde los raros hábitos sexuales de las tarántulas, hasta la inmortalidad del hombre. De lo ridículo y grotesco, de lo burdo e infame, poco a poco la  plática fue transformándose y el intercambio de ideas y conceptos, fue realizándose entre los presentes y la calidad de la conversación como una nube se elevó.

  Pasamos de una forma natural e inesperada al refinamiento de la expresión de ideas y sentimientos y llegamos -sin pretenderlo- a la discusión de las ideas religiosas; y así sin saber cómo saltaron a la palestra las preguntas que han acompañado por milenios al hombre: ¿QUIÉNES SOMOS?, DE DONDE VENIMOS?, ¿A DÓNDE VAMOS?. Ante el silencio y las miradas lejanas de mis amigos al no encontrar una teoría lógica y convincente, me permití exponerles mi pensamiento, no sin antes como introducción relatarles un antiguo cuento babilónico.

  Este cuento lo leí cuando yo tenía 15 años de edad y era parte de un libro titulado “LOS MAS ANTIGUOS CUENTOS DE LA HUMANIDAD”. Este Libro, junto con muchos otros lo abandoné a su suerte, al igual que todas mis pertenencias y recuerdos cuando salí de Monterrey con rumbo a Mazatlán, tratando de olvidar un amor que por ser verdadero aún recuerdo... Pero eso es una historia, más no un cuento y del cuento que les contaba, jamás volví a conseguirlo, he buscado en bibliotecas y librerías durante más de treinta años y nadie conoce ese libro. Espero que si algún lector lo tuviere, me lo haga saber.

   Pues bien, regresando a aquella mesa, les diré que les gustó tanto, que me pidieron compartirlo con los lectores, aclarando que el cuento no es mío. Como introducción les diré que la civilización babilónica –según los historiadores-, data de 3000 años AC. En los años  668 a 630 AC., reinó sobre los antiguos asirios, un rey llamado Asurbanipal, este rey, fue el creador de la primera biblioteca del mundo (la más antigua que se conoce) y coleccionó miles de textos antiguos, inscritos en tablillas de arcilla, en caracteres cuneiformes.
Más de veinte mil de estas tablillas, fueron encontradas en las ruinas de la antigua ciudad de Nínive y están actualmente en el Museo Británico, entre ellas está el siguiente relato:

  En el principio de los tiempos, hubo un guerrero que por su fuerza y sabiduría, llegó a formar un gran reino,
Este rey, distinguíase por su valor, fuerza, arrojo, conocimientos y justicia con la que reinaba sobre sus súbditos. En aquellos tiempos se acostumbraba que el monarca fuera también el máximo sacerdote, y  el rey con verdadera devoción y reverencia, diariamente ofrecía sacrificios a toda la corte celestial, especialmente al Padre de los Dioses; Era tanta su devoción, que ordenó construir templos por todo el reino. Este y otros actos, fueron tomados en cuenta por el Padre de los Dioses, quien satisfecho por la devoción expresada, y las cualidades que tenía el rey humano, decidió premiarlo e invitarlo a la asamblea de los Dioses...
 
    Una noche, en que el rey dormía, se encontró -como en un sueño- en medio de un banquete divino; frente a él, departían alegremente los dioses y diosas que tanto temor y reverencia le habían inculcado desde niño sus padres; su asombro no tenía límites ante la belleza y magnificencia que presenciaban sus ojos. De pronto, el relámpago de una hermosa luz que abarcó todo el inmenso salón y que llenaba el ambiente de paz y de gozo, fue materializando poco a poco y flotando, en medio del divino salón, la imagen de un ser con forma humana, misma que al verla los presentes se arrodillaron hasta pegar su frente al piso.

   El rey humano, al ver la profunda reverencia que los Dioses hacían, los imitó temblando de miedo y emoción, sin embargo al influjo de la hermosa luz que emanaba del divino ser, en su corazón sintió amor y gozo y sin que nadie se lo dijera, supo quién era ese ser de luz... ¡EL PADRE DE LOS DIOSES!

   Al materializarse completamente el creador del universo, su voz se escuchó por todo el gran salón: “Hijos míos; en esta asamblea tenemos un invitado, y es un invitado especial, ya que es un humano, este hombre se ha distinguido por sus muestras de respeto y veneración hacia todos nosotros, especialmente su veneración hacia mí. Su proceder me ha agradado, es por eso que en esta asamblea frente a ustedes, le concederé un deseo. Lo que este hombre pida se lo daré”. Un murmullo de asombro escapó de la boca de los Dioses...

   Mientras tanto el rey humano no salía de su asombro. Arrodillado frente al creador, no daba crédito, ni a sus oídos, ni a sus ojos, y temblando de emoción al sentir sobre él las miradas de los Dioses y la indescriptible mirada – que lo envolvía y lo atravesaba- del Padre de los Dioses, buscó en el fondo de sus pensamientos y recuerdos su mas grande deseo. Después de un largo silencio, habló...

   “Señor, tengo un deseo, pero no es necesario que tú me lo des, con haber contemplado tu presencia me conformo”... ¡Dime tu deseo! Trono la voz del creador, resonando el eco en los divinos cielos. El rey humano, vacilante, volvió a hablar; “Mi señor, es que... mi deseo, no me lo darás...  ¡Humano insensato!, volvió a resonar la divina voz, haciendo vibrar el inmenso recinto. “¿Que deseo puedes tener tú que yo no te lo pueda dar?, ¡Te ordeno que me lo digas!, y al decir estas palabras un viento impactó el cuerpo del rey humano, quien temeroso de la cólera divina, volvió a expresarse... “Mi deseo señor es... ¡Que todo lo que yo imagine se haga realidad al instante!.

   En el inmenso salón, todos guardaron silencio al escuchar el deseo del humano. Abrieron sus bocas y se miraron unos a otros, y luego fijaron su vista en el Padre de los Dioses. Con una voz suave, llena de amor, como un padre a su hijo, el Creador le habló al rey humano: “Hombre pequeño, no sabes lo que me pides, no tienes la capacidad para controlar tal poder. Pídeme otra cosa y con gusto te la daré”...

   El rey humano, de rodillas, agacho su cabeza, pensó un momento y respondió: Mi señor, en mi reino, soy inmensamente rico y poderoso, no hay nada que como hombre me falte, mi único deseo insatisfecho, es el que te expresé, si no me lo quieres dar, no quiero otra cosa. -El Creador movió su cabeza, y respondió- ¡Te di mi palabra y la cumpliré!, te concederé tu deseo, ¡ahora tienes el poder que me pediste!...

   Al terminar el Creador estas palabras, el rey fue cubierto por un rayo de luz, que lo atravesó de pies a cabeza. Se desvaneció y sintió como su cuerpo viajaba a través del universo; las estrellas desfilaban ante sus ojos. Todo se movía, y era luz. De pronto, una oscuridad completa lo rodeó, pedio el sentido y no supo más...

   Los dulces trinos de las aves reales llenaban el ambiente de la recámara del rey. El sol entraba por una ventana... lentamente, el rey abrió los ojos, volteó mecánicamente a todos lados.  ¿Dónde estoy? Se pregunto, sin atreverse a moverse. Unas finísimas sábanas de seda cubrían su cuerpo;  trato de recordar lo pasado. Volvió a recorrer su habitación con la vista... ¡Un sueño! Exclamó y sonrió. ¡Todo fue un sueño!, y diciendo esto, se incorporó bostezando, se estiró y pensó en voz alta ... ¡Que hambre tengo me comería un cordero asado entero! Y al decir esto se lo imaginó... ¡grande fue su sorpresa, cuando ante sus ojos, apareció un platón de oro, conteniendo un humeante cordero asado igual al que se había imaginado, fue depositado junto a su cama!.

   -¿Qué es esto?- Exclamó el rey, al mismo tiempo que saltaba asustado fuera de su cama. -¿Quién trajo esto? gritó con los ojos desorbitados y volteando para todas partes al no ver a nadie en la recámara real, agitado recordó la asamblea de los Dioses... -¡El deseo!- exclamó. ¡No fue un sueño!  El rey pasó del miedo a la alegría y jubiloso, se dispuso a probar su nuevo poder; alzó su diestra e imaginó en ella una copa de oro llena de un espumoso vino rojo... y al instante se materializó. El rey de inmediato, con grandes carcajadas, se llevo a sus labios – dejando correr por su pecho el vino que la emoción no le permitía tomar. Arrojó la copa y corriendo como un loco, salió al jardín, los guardias asustados, vieron a su rey salir en paños menores y detenerse frente a su palacio en el inmenso jardín.

   ¡Mi señor! - exclamó el capitán de los guardias, que corriendo llegó junto a él. -¿Qué te pasa?, ¿Quién te persigue?, ¡estas casi desnudo! – El rey, riendo, fijó su vista en guardia y luego a su semidesnudo cuerpo y respondió al guardia carcajeándose. -¿Quieres saber que me pasa?, ¡ahora lo sabrás!, mira... –al decir esto, cerro sus ojos y en su cuerpo apareció poco a poco una reluciente y hermosísima armadura de oro que lo cubrió de los pies a los  hombros, y en su cabeza, apareció una corona cuajada de piedras preciosas.

   El capitán, al ver esto cayó de rodillas, diciendo: ¡Dios mío!, el rey divertido le ordenó alejarse, a lo que el militar asustado se alejó corriendo y se reunió con otros guardias que no se habían atrevido a acercarse. El rey, enfocando su vista en el palacio, se dijo a sí mismo: -Soy el hombre más poderoso de la tierra, por lo tanto este palacio no es digno de mí-, y comenzó a usar su imaginación, y las torres y las paredes del palacio crecieron, sus cúpulas eran de oro brillante, a su alrededor, el rey imaginó grandes y hermosos jardines poblados por los más exóticos animales; asimismo creó con su imaginación un gran ejercito, vestidos todos con impresionantes y variadas armaduras, imaginó también, las mas bellas mujeres que le servían ricos manjares. 

   El interior de su palacio lo adornó con las más valiosas y bellas gemas, topacios, zafíres rubíes, esmeraldas, diamantes del tamaño de una mano se veían por doquier; en el inmenso palacio, su trono lo hizo de diamante pulido, y así fue, como el rey ese día hizo maravillas... Pero llegó la noche y con ella el cansancio. El rey después de transformar todo lo que quiso, se retiró a sus nuevas habitaciones; su alcoba estaba ricamente decorada con lo más hermoso que su imaginación pudo concebir, sin embargo, al entrar sintió una desazón, algo le faltaba a su habitación...

   Inquieto volteaba en todas direcciones, lo estuvo meditando hasta que exclamó:  “¡Una ventana! a esta habitación le hace falta una ventana”,  fijó su mirada y las paredes se abrieron al instante.. La ventana estaba hecha. “Muy bien” dijo el rey. “Ahora estoy satisfecho, ya podré dormir”, y se dispuso a hacerlo... Pero algo pasaba, inquieto se revolcaba en su inmensa cama; no podía dormir, “¿qué me pasa?”, se pregunto y de nuevo giró su cabeza por la habitación real; fijó entonces su vista en la ventana y habló en voz alta: “Esta ventana no tiene protección, por ella puede entrar un tigre y comerme, le pondré barrotes”, y al  decirlo se concentró en los barrotes, pero antes de que estos aparecieran, por la venta entró un enorme tigre y dirigiéndose al rey, lo mató de un zarpazo, lo destrozó y se lo comió...


MORALEJA


     El rey, se olvidó de dar gracias a quién le dio el poder, y volviéndose egoísta, creó cosas solo para sí mismo. En él no había amor, de haberlo habido, el tigre se habría echado a sus pies. La Biblia dice que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, pero le dio también el poder de su mente; el hombre, al igual que el creador, puede hacer realidad lo que su mente imagina. Piense usted estimado lector, la silla donde está usted sentado, el vaso donde bebe agua, el vehículo donde se transporta, la casa donde vive, todo lo que usted vea construido a su alrededor fue hecho por el hombre, originalmente tuvo forma en la imaginación de alguien, después con los años, se hizo realidad.  El ser humano tiene el poder del rey del relato, pero deberá aprenderlo a usarlo con amor y responsabilidad, de lo contrario creará un tigre que se lo comerá.