martes, 29 de septiembre de 2015

El Escudo De Armas Del Municipio De Culiacán, Los Códices Y Lorenzo Boturini

El Escudo De Armas Del Municipio De Culiacán,
Los Códices Y Lorenzo Boturini
Luis Antonio García Sepúlveda


El Escudo de Armas de Culiacán, hace una referencia simbólica de su historia, del clima de la región y de la labor de sus habitantes. Encontramos que en el campo del escudo cubierto de un color rojizo de tierra, resalta un jeroglífico que representa un cerro con una cabeza humana en la cima, muy inclinada hacia adelante. En su base tiene una abertura, misma que representa la caverna donde los aztecas encontraron a su Dios Huitzilopochtli, quien les ordenó (según la leyenda) iniciar un viaje hasta encontrar un lugar donde formarían un imperio.

El jeroglífico representa al Dios Coltzin, palabra náhuatl que significa el Dios torcido. El historiador Gutierre Tibon, relaciona este Dios con Huehueteotl (el viejo dios del fuego), cuya representación es la de un anciano encorvado. Algunos investigadores basados en el código Boturini, especulan que los aztecas, al llegar a Culiacán, encontraron en una caverna situada en un cerro, a un anciano de gran sabiduría, que les ordenó iniciar un viaje en busca de una tierra mejor. Los aztecas siguieron sus órdenes, e hicieron una silla para en hombros llevarlo con ellos, de ahí nacieron las palabras teocpali (asiento de Dios) y teomama (cargar a Dios). El pueblo azteca tenía la costumbre de divinizar a sus líderes, por lo que no es remoto, que al morir este anciano lo elevaran al rango de Dios. Además existe el antecedente de que en Colhuacán, antiguamente al río Humaya se le llamaba Oraba, que en lengua cahita significa el río del viejo".

Detrás del jeroglífico que representa a Coltzin, hacia la derecha aparecen simbolismos de agua que aluden a los ríos; en la parte centro y hacia la izquierda, aparece una cruz seguida por un camino donde se observan huellas de pies, las cuales conducen a una construcción símbolo de la labor de los misioneros, que de San Miguel de Culiacán, partieron hacia el norte, llevando con heroísmo su labor de predicación evangelizadora y cultural. Sobre la bordura de color carmín, se lee en su parte superior la palabra Culiacán y en su parte inferior la palabra Colhuacán, término náhuatl que algunos historiadores traducen como lugar de los que adoran al Dios Torcido".

En la parte superior del escudo, se sitúa un cerro con una semilla en germinación y sobre la misma la imagen de un sol en oro, que simboliza el clima tropical de la región, así como la labor de sus esforzados habitantes. El dos de agosto de 1960, siendo presidente municipal el señor Amado Estrada Rodríguez, se decretó escudo oficial del municipio de Culiacán Rosales, Sinaloa. El proyecto elaborado por el señor Rolando Arjona Amábilis

Los Códices
Los códices son tiras de papel de diversos tamaños; eran hechos de diferentes materiales: algunos de maguey, otros de cáñamo y la mayoría de la corteza del árbol llamado AMATE, del cual se cree que en Sinaloa abundaba este árbol; en el municipio de Culiacán está el rancho Amatàn Sindicatura de Sanalona. Antiguamente se llamaba AMATL, que en lengua náhuatl significa "LUGAR DONDE ABUNDAN LOS AMATES" (se ignora si en este lugar alguna vez llegaron a fabricar papel.


El códice Boturini
Es una tira de papel amate, de 5.44 Mts. De largo por 24 cms. de ancho, doblada originalmente en 22 partes desiguales; se le conoce también como "TIRA DE LA PEREGRINACION", que contiene el relato por medio de dibujos del éxodo que hicieron los aztecas, desde Aztlán hasta llegar al valle del Anáhuac. Dicha peregrinación, según diversos historiadores, especulan que duró entre 100 a 200 años. Al códice BOTURINI se le llama así, en honor del investigador italiano Lorenzo Boturini (1702-1755), quien llegó a la ciudad de México en el año de 1736, siendo recibido con mucho recelo de parte de las autoridades españolas, que veían en todo extranjero un espía. La historia de la aparición de la virgen de Guadalupe, fue un tema que obsesionó a Boturini, quien durante seis años se dedicó a investigar y coleccionar toda clase de testimonios que probaban la veracidad de la historia, recorriendo todas las bibliotecas y archivos diversos.

Fue en la biblioteca del Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo de los Jesuitas, que hizo el más extraordinario de los hallazgos: consistía en la colección formada, el siglo anterior por el cronista
Fernando de Alba Ixtlilxochit1 (1577-1648), descendiente de los reyes de Texcoco, que había pasado a manos de Carlos Sigüenza y Góngora (1645-1700) quien legó la colección al mencionado colegio, donde la descubrió Boturini, y quien sin grandes dificultades la pudo adquirir.

La colección estaba integrada por: La tira de la Peregrinación, el códice Xólotl, La tira de Tepechpan y el Tonalámatl. Otros documentos que añadió Boturini fueron la crónica de Tlaxcala escrita en náhuatl, y las crónicas de Hernando Alvarado Tezózomoc, y diversos manuscritos relacionados con el milagro del Tepeyac. El entonces virrey de la Nueva España, don Pedro Cebrián y Agustín, en 1742, se enteró de la labor de Boturini para lograr la coronación de la Virgen de Guadalupe, y se indigno porque éste solicitara apoyo económico. Lo envió a un juez, quien mandó confiscar todos los bienes y documentos del italiano, quien fue enviado a prisión, donde permaneció por nueve meses. Al salir, Boturini fue conminado a embarcar un navío de regreso a España.

Al llegar a España, Boturini se puso en contacto con el rey Felipe V, hombre culto que comprendió la labor del italiano y giró órdenes al virrey, para que se protegieran los bienes del italiano y se le
restituyeran. Boturini escribió una obra: "Idea Para Una Nueva Historia General De La América
Septentrional” con un catálogo final con el nombre de los documentos que había podido leer en la ciudad de México.

Este italiano, al igual que muchos extranjeros, se enamoró de la riqueza histórica de México,
la misma que la mayoría de los mexicanos desconocen o relegan al fondo de su memoria, como una materia más, que en la escuela los maestros les enseñaron. Al paso de los años, muchos códices fueron sacados de nuestra patria y actualmente se encuentran exhibiéndose o almacenados en museos de diferentes partes del mundo. La tira de la peregrinación, estuvo un tiempo en Londres, pero fue rescatada por el gobierno mexicano y actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Antropología e Historia, exhibiéndose una copia facsimilar en la Sala Azteca, para satisfacción de los miles de mexicanos y extranjeros amantes de nuestra rica herencia histórica.

BIBLIOGRAFIA
Herberto Sinagawa Montoya, “Sinaloa, Historia y Destino” Pág. 32 Editorial Cahíta.
- Francisco Javier Clavijero. Historia Antigua de México. Editorial Porrúa Hnos.
- Hans Lenz. El Papel Indígena Mexicano. Editorial SEP.
- Jesús Lazcano Ochoa. El Chicomoztoc de Huey Colhuacan.
- Tomás Doreste El Enigma de Aztlán. Editorial Planeta.
- Héctor R. Olea, Los Asentamientos Humanos en Sinaloa. Editorial UAS.

- Gutierre Tibón. Historia del Nombre y de la Fundación de México. Editorial FONDO de Cultura Económica.

viernes, 3 de abril de 2015

La Mujer que Viajaba a la Montaña



La Mujer que Viajaba a la Montaña
Luis Antonio García Sepúlveda

Hace muchos, pero muchos años, siendo yo un niño, mi abuela me relató la siguiente historia…
Corría el año de 1931, mi padre tenía seis años de edad, y mi abuelo Don Antonio G. García y mi abuela Carmen Ramos Arenas, se encontraban en San Pedro de las Colonias, un pequeño poblado perdido en el paisaje desértico de Coahuila.

Los habitantes eran  rústicos agricultores que con mucho sacrificio le sacaban a la tierra cosechas de trigo, frijol, maíz, sorgo y algodón para sobrevivir.  Mi abuelo quién se había regresado de Estados Unidos, donde perdió en un banco todo el dinero que había ahorrado debido a la gran depresión, (Siguiendo el consejo y dirección de su hermano mayor Romualdo, quién tenía un rancho vecino) con lo poco que le quedaba compró una parcela de terreno.

Sin embargo ese año hubo una inclemente sequía que hizo imposible tener una buena cosecha, amén de que un incendio arrasó con los esfuerzos de mi abuelo y volvió cenizas la pobre cosecha que esperaba, teniendo que regresarse a Saltillo.  Sin embargo aparte del agobiante calor, el incendio, las esperanzas perdidas y unas enormes tarántulas que habitaban el techo de la vieja casona donde vivía la familia (Posteriormente mi padre,  84 años después me relataría el horror que le causaban los arácnidos) mi abuela, aparte de lo anterior, recordaba una mujer llamada Gloria que tenía  una exigua tienda en el pueblo.

Gloria, era objeto de burlas de los habitantes del poblado y regaños de su marido, ya que ella a raíz de un golpe en la cabeza, inesperadamente se quedaba “Dormida” y entraba en una especie de trance. Cuando despertaba relataba que un hombre en un carruaje iba por ella y la transportaba a una montaña donde había un castillo rodeado de hermosos jardines y ahí  convivía con grandes personajes.

Desde luego que Gloria era tomada como una loca  mentirosa. Mi abuela Carmen la trató y se dio cuenta que no estaba desequilibrada, se hizo amiga de ella. Le disgustaba mucho el trato despectivo y burlón con que la gente del pueblo la trataba. Gloria era una mujer normal en todo, excepto en esa especie de trances en que caía. Ella le juró a mi abuela que todo lo que decía y pasaba era cierto.

Un día, Gloria le dijo a mi abuela, que iba a traer una prueba de que ella decía la verdad para que no se rieran de ella. Ese mismo día se declaró el incendio que hizo que mi abuelo abandonara la idea de convertirse en agricultor.

Mi abuela a la mañana siguiente  fue a despedirse de su amiga ya que se iba del pueblo. Al ver a la mujer mi abuela se extrañó que la recibiera muy contenta, le preguntó a que se debía esa alegría, entonces Gloria sacó de entre sus ropas la prueba de que sus viajes al castillo de  la montaña eran verdad.

Le mostró dos pequeñas ramas verdes, una era de olivo y la otra de un pino.  Le dijo que sin que se diera cuenta el cochero,  ella antes de subirse al carruaje, cortó las ramas y las escondió entre sus ropas, y se las iba a enseñar a su esposo que en esos momentos se hallaba en la parcela.  

Mi abuela no supo cuál fue la reacción del marido de Gloria, porque esa mañana ella, mi padre y mi abuelo regresaron a Saltillo y nunca supo más de su amiga y los viajes al castillo en la montaña. Pero toda su vida se acordó de ella y de las ramas verdes de olivo y pino recién cortadas que en medio de un desierto, su amiga Gloria le mostró.

martes, 3 de febrero de 2015

Fantasmas en la Niebla



Fantasmas en la Niebla
    Luis Antonio García Sepúlveda

A veces las noches invernales de Ensenada son fantasmales, la niebla cubre todo y las luces crean figuras que se acercan y se alejan espectralmente. Lo peor que te puede pasar, es quedarte sin gasolina en la madrugada, cuando no hay taxis ni transporte urbano público.




El joven caminaba apresuradamente en medio de una niebla que creaba volutas a su alrededor, el viento de los carros que pasaban formaban remolinos blancos y espesos que lo envolvían. Caminaba hacia la gasolinera más cercana con un garrafón de plástico en una mano.   

Llegó al aeropuerto militar por la Avenida Reforma. En un lado de la ancha rúa,  había una barda larga, eterna y oscura, y por el otro una serie de bodegas cerradas sin ninguna señal de vida humana. Los autos pasaban vertiginosos. A los conductores no les importa lo que pase a las orillas de la avenida, que en un tramo se convierte en la carretera Transpeninsular.

El viento húmedo y frio azotaba su cara y lo hacía estremecerse, apuraba su paso con angustia. La niebla, el frio, el viento, la oscuridad y la soledad lo hacía sentirse totalmente vulnerable, indefenso ante lo inesperado. 

En un tramo de su ruta, un hombre enorme, corpulento, vestido con una chamarra negra de piel, de esas que usan los motociclistas americanos,  sentado en una banca, lo miró fijamente. El joven aceleró su caminata mirando al suelo. Caminó 30 metros y de reojo volteó ligeramente hacia atrás, el tipo del banco se había parado y lo seguía, el pulso se le aceleró y caminó aún más rápido. Cincuenta metros adelante, volteó a su espalda, el tipo enorme estaba a cinco metros de él.

Un rayo de luz lanzado por los faroles de un auto, iluminó el rostro de su seguidor. Lo que vio le hizo temblar de miedo, el hombre de casi dos metros, con la cabeza cubierta con una gorra de lana oscura, tenía unos rasgos feroces, muy blanco, casi albino, de nariz muy ancha como de boxeador, pómulos salientes, labios gruesos, mandíbula grande y prominente, ojos negros y de mirada afiebrada, lo miraba directamente, -¡Oye, espérame!- le gritó con una voz ronca. Un banco de niebla espesa lo desapareció de su vista.

Quiso comenzar a correr pero sus cansadas piernas le fallaron, su corazón  latía aceleradamente y el aliento le faltaba, -“Este tipo me va a asaltar y me va a matar”- Pensó. Avanzó dos metros cuando sintió que  una enorme y pesada mano le sujetó de un hombro. Su corazón se paralizó, abrió los ojos enormemente pensando que una daga le iba a atravesar la espalda. La enorme mano le hizo voltear a ver al corpulento tipo que lo sujetaba y temblando, pasando saliva le pregunto.
-¿Quue quue quiere?

El hombrón exhalaba un vaho tan fuerte que formaba una nube que se evaporaba con el viento.
Entonces con una voz gruesa y cavernosa, le preguntó.
-¿Te gustan los perros?
El joven sorprendido, miró a un cachorrito de apenas un mes de nacido que el hombrón sostenía en una de sus manos.
-¡Si!
¡Es tuyo! -El gigante rudamente se lo dio, y el joven como autómata lo tomó en sus brazos, luego a grandes zancadas el hombre se perdió en la oscuridad de la noche.

El joven siguió caminando sosteniendo un garrafón en una mano y un pequeño perrito acurrucado en sus brazos, la niebla como una colosal ola se lo tragó.

Sí, a veces las noches invernales de Ensenada son fantasmales.

miércoles, 28 de enero de 2015

El Mágico Mundo de los Cafés




El  Mágico Mundo de los Cafés
(Satisfactor De Las Necesidades Humanas)
Luis Antonio García Sepúlveda
E-Mail:luis_antonio51@hotmail.com
.

   Sin duda alguna para los que tenemos como religión (incluso los ateos) el asistir diariamente a un café, el título de este escrito les llamará la atención, y es que analice usted, estimado lector, si no son mágicos los momentos que algunos mortales vivimos en los cafés, quienes no tienen esa costumbre o vicio, como dirían algunos recalcitrantes críticos, preguntarán en tono de infinito desprecio ¿Qué pueden tener de mágicos los cafés?.  Bueno para responder, primero veamos lo siguiente: ¿Quienes son los clientes?, actualmente existen millones de personas que, aunque estén casadas,  por razones de tiempo y distancia, al salir de su trabajo no pueden ir a su hogar a prepararse su comida, de hecho la situación es peor si ambos cónyuges trabajan, o bien si están divorciados.  ¿A dónde van? ¡al café!, otros por estar jubilados tienen mucho tiempo libre y no saben que hacer, así es que, ¿a dónde van?, ¡Al café!, ¿a dónde irán dos hombres de negocios que quieren platicar sin ser interrumpidos?, ¡Al café!, ¿a dónde van por las tardes el grupo de señoras que se reúnen una vez por semana?, ¡Al café!, ¿donde se citan los enamorados?, ¡En el café!. ¿Dónde creen ustedes que escribía J.K. Rowlin, la autora de Harry Potter, quién con sus novelas se hizo más acaudalada que la reina de Inglaterra?, ¡Pues en el café! [1]

Para comprender el éxito de estos negocios recordemos la escala de las necesidades de los seres humanos
1º- Comida, abrigo y descanso
2º- Seguridad
3º- Placer, recreación
4º- Reconocimiento y posición social

Primero: el ser humano constantemente necesita cubrir sus necesidades físicas básicas, alimento abrigo y descanso. Reflexione estimado lector o radioescucha, ¿cuántas veces le ha ocurrido que tiene hambre y no puede ir a su casa, ¿en que piensa?, ¡pues en un buen café!. Si llueve o hace frió, usted sabe que ¡ahí! en el café de su preferencia  estará, confortablemente alimentado y podrá descansar todo lo que usted quiera, se sienta y ahhhh llega a usted un rico aroma, saborea su platillo favorito en un asiento cómodo y con una buena música que le calmara su atormentada alma de los vaivenes y requerimientos de la vida moderna.

Segundo Seguridad: Llega usted  al café y sabe perfectamente que nadie lo va a agredir, al contrario, las meseras o meseros, con una sonrisa y palabras amables, le saludan y le sirven, además si esta atormentado porque debe la renta, el pago de la mueblería, el carro etc. Usted estará tranquilo sabiendo que ningún cobrador se va a parar en su mesa, así es que por unos cuantos minutos o horas según elija, usted tendrá la seguridad física y emocional que tanto necesita para pensar en la forma de salir de sus problemas o bien simplemente olvidarlos.

Tercero y cuarto, placer recreación y reconocimiento social: Además del placer de tomar sus alimentos o bebidas favoritas, y tal ves de escuchar su música preferida, podrá asistir a una interesante tertulia con sus amigotes del café, y no importa si lo que platican son unas soberanas estupideces, todos se sentirán felices de externar su opinión, o bien de entrar en la discusión con su rival de la mesa favorito, ese que por costumbre y por tratar de sentirse superior a todos, siempre da la contra a todo lo que se diga.

Además en un buen café popular, las diferencias sociales se desvanecen un poco y lo mismo pueden convivir de mesa a mesa o banco a banco, el aristocrático millonario, el artista pobre, el escritor intelectual, el ama de casa, o el humilde vendedor de cachitos de lotería, el ejecutivo de negocios.
o las bulliciosas y coquetas estudiantes que con su belleza y juventud, proporcionan el atractivo visual a los ávidos ojos de los caballeros, especialmente de aquellos que presumen tener lo que en su vida privada ya perdieron (el vigor)

Encontramos además al marido oprimido que por un buen rato y por una buena propina, se da el lujo de mandar con voz autoritaria, a las amables meseras o meseros que constantemente le llenan su taza de café, ellos han sido aleccionados precisamente para hacer sentir a los clientes mejor que en su propia casa. Sin duda alguna el café responde a las necesidades básicas del ser humano, y desde luego ¿En que otro lugar puede usted leer el periódico del día o la ultima novela de casi novecientas páginas de Harry Potter,  o escribir el informe de trabajo, o el articulo que el escritor necesita para publicarlo y así cobrar el dinero que le permita sumergirse en... El mágico mundo de los cafés.


[1] J.K. Rowling vista por J.K. Rowling autora de la serie Harry Potter por Lindsey Fraser. Pág. 45 Editorial RBA Libros, S.A. 2001

miércoles, 21 de enero de 2015

Mis Oídos No Son Basurero

Mis Oídos No Son Basurero
Luis Antonio García S.
E-Mail:luis_antonio51@hotmail.com

     Para los que tenemos la costumbre de asistir diariamente a algún café, es cosa común encontrar personas que únicamente desean hablar pero no escuchar; simplemente toman por asalto tu mesa y en un acto de magia mental, nos transforman en una gigantesca oreja, para depositar en ella una sarta sinfín de quejas, problemas, malos chistes, fantasías sexuales, críticas del gobierno, o chismes de personas conocidas.  Algunos no tienen dinero ni para pagar su café, otros pagan el café de los demás con tal de ser oídos, y hay quién se siente incomprendido, y se queja de ser rechazado.

Quienes hemos pasado por la desagradable experiencia de estos “encuentros”, evitamos este tipo de personas y nos valemos de mil excusas para alejarlos de nuestra mesa; sin embargo, este fenómeno del “parlanchín en busca de oídos” se repite también fuera del ámbito de los cafés.

Nos encontramos a ingenieros, licenciados, mecánicos, amas de casa, vendedores, sastres y a otros más de diversos oficios y profesiones deseosos de encontrar a alguien que les quiera oír para contar sus problemas y opiniones; es como si existiera una gran necesidad social de comunicar que se siente,  que se desea, que se piensa y sin embargo, por más que ser hable, no se es escuchado; no hay comunicación ya que ésta, es una vía de dos sentidos, donde las ideas fluyen constantemente en dos direcciones.

Hace algún tiempo, un viejo maestro Rosacruz me explicó el concepto de la ganancia en la comunicación. Me pidió una moneda de a peso; al entregársela, él a su vez me dio otra de igual valor, al hacerlo me dijo, mira, intercambiamos monedas, tu te quedaste con una y yo con otra, no perdimos ni ganamos; pero tu me das una idea y yo respondo con otra, al hacerlo, tú tendrás dos ideas, la tuya y la mía, yo también tendré dos, ambos ganamos. Así son las relaciones humanas, trata de que todos salgamos ganando al comunicarnos.

Si es usted de las personas que hablan pero no son comprendidas, probablemente no ha desarrollado el arte de escuchar, pruebe a seguir estos consejos y tal vez todo cambiara para usted.
1.- Escuche con los oídos, pero también con la mente. Analice lo que su interlocutor le dice, sin no lo entiende, haga preguntas.
2.- Mantenga el contacto visual, pero trate de visualizar lo que le dicen.
3.- Escuche con todo el cuerpo; no haga movimientos que distraigan a quien le platica.
4.- No interrumpa para exponer sus ideas, deje que la otra persona termine su exposición.
5.- Por favor, recuerde que la conversación es una transacción donde todos deben salir ganando, si usted siempre gana, no pasará mucho tiempo en que la soledad será su compañera.


Mi padre don Antonio García Ramos me regaló la siguiente Frase: “Mis oídos no son basurero, no dejaré que nadie deposite basura en ellos”… en la próxima conversación recuerde esa frase. Y pregúntese ¿Lo que digo o lo que me dicen, es valioso, o es… basura?

Casa Antigua, de Luz Mágica

Casa Antigua, de Luz Mágica
Luis Antonio García Sepúlveda


Casa antigua de luz mágica, 

puerta abierta a otra dimensión
a otros tiempos, a otra vida.

Abandonada por tus dueños,
habitada por pichones.
De techos y vigas caídas,
de risas lejanas, que  resuenan
en tus gruesos muros.

Casa antigua de luz mágica, 
con sombras de fantasmas  
que  deambulan por tus cuartos
paseando  entre  muebles antiguos,
manchados de excremento de pájaros.

Casa  antigua de luz mágica, 
abandonada por tus dueños.
Estás  solitaria,
 tan llena de  recuerdos. 

Como me gustaría que fueras mía
no importa que algún día,
me vuelva parte  de tu memoria,
de  tus nostalgias,
de tus fantasmas. 

Casa de Anita Salmón
casa antigua de luz mágica.




A la Sombra de un Sauce

A la Sombra de un Sauce

Hace cosa de un año, no sé cómo ni porqué, hablé de poesía con mi padre de 90 años, para mi sorpresa él me declamó una hermosa poesía que se memorizó siendo él un joven de solo 20 años. Me explicó que se la aprendió cuando trabajaba en una cantina de Monterrey llamada “El Vencedor” ubicada en la calle Aramberri No. 108 (No se sorprendan que se acuerde de eso. Todos los ancianos pueden recordar con facilidad cosas de su juventud, pero no les pregunten de sucesos de ayer, porque los olvidan fácilmente)

Resulta que muy seguido iba a declamar un hombre que tenía admiradores por su inspiración y maestría en su palabra. (Todavía hasta los años sesentas era común que a las cantinas acudieran personas que se ganaban unas monedas declamando las poesías más populares de ese entonces) Pues bien, mi querido padre me relató que ese señor trabajaba como escribano en la puerta poniente del Mercado Juárez, (Hacía cartas en una vieja máquina de escribir) Al término de su jornada acostumbraba tomarse un par de copas y declamar parándose arriba de un barril de cerveza en la cantina. (Eran barriles de madera) y juntaba las monedas que le permitían pagar su consumo.

En una ocasión tomó varias copas y ya emocionado e inspirado después de declamar se   cayó estrepitosamente del barril  llevándose con él a un par de parroquianos que trataron de ayudarlo. Era un hombre corpulento de casi dos metros, que invariablemente después de declamar sus poesías daba las gracias diciendo “A sus órdenes Ramón M. Cavazos “El más chico de la familia” y luego hacia una profunda reverencia misma que lo llevó directo al suelo haciéndose un tremendo chichón en la frente. Pero pasados tres tequilas y dos cervezas después. A Ramoncito M. Cavazos  “El más chico de la familia” se le olvidó el chichón que ostentaba en la frente.

La poesía me gustó y como me entró la curiosidad por saber un poco más de ella, y de su pintoresco autor, acudí a la magia de Google y escribí en el buscador el comienzo de la poesia “A la sombra de un sauce ahora anciano” Y el infalible Google me dio sus resultados (Solo dos) y en primer lugar me encontré con un video en Youtube de la poesia “Fuiste Sublime” Declamada por Cristina Valentina, (www.youtube.com/watch?v=Yz_zBlBOAiQ) y efectivamente era la misma que me dijo mi padre, pero no encontré ningún dato del autor. Por cierto Cristina Valentina es de Monterrey.  Me encontré  también con un blog, de Andrei Gamboa S. que publicó la poesía, y para variar también es de Monterrey. (http://es.netlog.com/ALESSANDREI/blog)
Sin embargo, ni Cristina ni Alessandre publican el nombre del autor. Ella se encuentra en Facebook y me puse en contacto, se alegró mucho de saber la historia que me contó mí padre, y ahora, cuento con el privilegio de su cálida amistad. Comparto con ustedes esta poesía de Don Ramón M. Cavazos  “El más chico de la familia”

A la Sombra de un Sauce

A la sombra de un sauce
ahora anciano,
que otra vez escuchó nuestros ensueños
ven,
siéntate junto a mí y dame tu mano,
déjame besártela en la palma,
Tu sabes que mi embeleso
es entregarte en el calor de un beso
todo el amor con que palpita mi alma.

Comprendo que mi amor fue un paliativo
que aplicaste a la ausencia de otro,
pero fingir amor tan a lo vivo
como lo hiciste tú,
no tiene nombre.

Yo no sé,
no comprendo cómo hiciste
para fingir amor a todas horas;
si tanto fue el amor cuando fingiste;

¿Cómo será el amor cuando tu adores?
debe ser un amor incomprensible
debe ser lo sublime,
lo imposible.

Quizá rendida de pasión y loca
a otros hombres darás muchos,
muchos besos,
pero por muchos que les des son pocos,
junto a los muchos por mi boca impresos.

Sí que yo te bese tanto
que nunca a soñar te atreverías,
que con mi besos seque tu amargo llanto,
y te besaba más cuando reías;

Cuantas veces te bese dormida
y cuantas veces te bese despierta
si tu no lo recuerdas conmovida,
vives de fijo con el alma muerta.

Pero no, muerta no porque sentías,
muerta no, porque gozabas,
muerta no, porque ansiosa me besabas
y no debes tener alma si mentías.

Más que puedes alegar en tu defensa
cuando solo hay engaño en tu abandono,
le hiciste al corazón terrible ofensa
pero fingiste bien y te perdono.

Al perdonarte,
el corazón siente que te adora y te redime.

Hasta para fingir fuiste perfecta,
hasta para engañar fuiste sublime.

A sus órdenes Ramón M. Cavazos “El más chico de la familia”